Saliendo de Casa

jueves, 11 de febrero de 2010 | |

 



  


Dentro del marco de celebración de los diez años de la Galería arroyo de la Plata en el centro Histórico de la ciudad de Zacatecas el próximo 19 de febrero se presentara  la exposición colectiva: Dibujo, Viaje a través del tiempo y la materia. Esta exposición reúne a un diverso grupo de artistas con el fin de reflexionar a  propósito de lo que el dibujo representa como un medio de expresión vital en el mundo contemporáneo. A manera de postulado, las obras son una definición en sí de lo que cada autor considera lo que es pertinente para definir la técnica y los procesos dibujisticos.

La muestra es organizada por Galería Arroyo de la Plata. Y por los colectivos: Grupo Negro. (Real de Catorce y Zacatecas  y The Exposicionistas (Colectivo Tijuanense) ha logrado convocar a artistas de diversos estados de la república como Zacatecas, Baja California, Jalisco, Tamaulipas, San Luis Potosí, Aguascalientes y Ciudad de México; y diversos países como  Alemania, Suiza, Estados Unidos, El Salvador y España.
La pluralidad de miras da a la muestra un panorama de lo que puede ser el dibujo en este momento, siendo ya un medio maduro en el cual los artistas pueden encontrar una ruta de exploración de las más complejas ideas.

Para dar un contexto General a la muestra se contara con la participación del Maestro Javier Anzures, Catedrático de la Academia de San Carlos de la UNAM, con la charla ¨Dibujo en México: De la Academia de San Carlos a nuestros días¨ Y del Maestro Chucho Reyes con la charla ¨El ascensor comunica al garaje con los otros pisos¨

Las charlas darán inicio a las 18 hrs en las instalaciones de la Galería, Al concluir estas se procederá a la inauguración oficial de la Exposición a las 20hrs.

                      Callejón del Santero 108-1, esquina con Callejón del Santero,
                      Centro Histórico, Zacatecas, México
                      C.P. 98000 Tel/Fax: 01 (492) 92 2 29 01
                      E
-mail:
gap@apgaleria.com.mx






Lo de la exposición




































































   
 


 



Estancia

En lo profundo de la noche, la luz que incendia el pensamiento, se acrecienta, en ese estado de semiinconsciencia se arraciman los olvidos y se escancian las vivencias más intimas, momento para la epifanía que da sentido al mundo. Alguien me sueña y en la ensoñación que precede a la vigilia, yo también lo sueño. Principio que traza su huella imperecedera, mistifica el gesto primario del hombre que decora sobre la piedra sus hazañas. Dentro del sueño alguien me sueña y su mano moja lentamente en la tinta un pincel con el dibuja mi rostro, ese gesto precipita toda la luz sobre la tersa superficie donde traza la imagen que se me asemeja yo soy el que me dibuja, mi rostro son todos los rostros posibles que el recuerdo vacía del recipiente que contiene la tinta, otro trazo grafía y significante, un trazo más vaciamiento del mundo, en cada trazo la magia concreta el sinsentido, acaso la acción de dibujar va de la mano de la locura, se dibuja se escribe sobre superficies inmaculada, se busca dejar sobre ellas una huella que ha de perdurar en el tiempo, a cada  trazo un nuevo halito de vida un trozo de eternidad. Aquí en cada uno de los muros laten en inmemorial gestos una serie de dibujos todos diversos pero que se unen por hilos invisibles que los hermanan, independientemente de la técnica y el soporte que los contiene, han plasmado su huella, cada uno tiene un código diferente que hay que descifrar para sentir su entraña para oír detenidamente su palpitación vital, cada uno de ellos busca seducir al espectador, ahí está la trazadura en su más salvaje estancia, la desnudez, la fragilidad matérica, lápiz o tinta, acrílico o crayolas, nada de humildad, porque   cada uno se desborda, a pesar de los limites que les marcan los soportes se vacían se vician, se conjugan unos a otros en in dialogo interminable, todos ellos son espejos cóncavos o convexos que muestra la realidad sin veladuras, sin veladoras, sin oraciones complicadas, con un lenguaje olvidado que reclama, del espectador la invocación animal o infantil para entablar un conversación febril que solo se alcanza durante la ensoñación o el ensimismamiento, que no se olvide si al principio era el verbo, la oscuridad rasgo su velo y la imagen se hizo presente, mire detenidamente cada uno de los trazos que cobra vida sobre el muro vea su conversión, porque durante el sueño existe la certeza del abismo y su canto sirénico,  más bien el canto sereno que arrulla el danzar de la mano que traza sobre una superficie cualquiera un signo un compás que abre las puertas a la luz que se pliega o se despliega sobre el muro, la historia que se reinventa, la carta que recupera su valor inicial y se magnifica, las huellas de una lluvia colorida que renueva su frescura la magia que se conjuga, se conjura y proclama la existencia del visionario, la seducción precisa de cada trazo, precipitación en los laberintos de cada estación grabada en la infancia aquí en cada muro el efecto febril del misterio.
Gerardo del Río.
El Dorado, Guadalupe, Zacatecas. Invierno.      

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