Encuentros y reencuentros entre los rostros.
Esos músculos y carnes que gesticulan, que fingen para encaminar a tal o cual dirección, para atraer o repeler.
Las caricias de las miradas. La aceptación o el rechazo. El mundo entero en una mirada espontanea, o bien el gesto fingido y magnánimo de aceptación. El desconcierto o alegría infantil.
Todas las emociones del mundo a la vista en un puñado de tejidos.
Las caricias de las miradas. La aceptación o el rechazo. El mundo entero en una mirada espontanea, o bien el gesto fingido y magnánimo de aceptación. El desconcierto o alegría infantil.
Todas las emociones del mundo a la vista en un puñado de tejidos.
NANAS DE LA CEBOLLA . . La cebolla es escarcha cerrada y pobre. Escarcha de tus días y de mis noches. Hambre y cebolla, hielo negro y escarcha grande y redonda. . En la cuna del hambre mi niño estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba. Pero tu sangre, escarchada de azúcar, cebolla y hambre. . Una mujer morena resuelta en luna se derrama hilo a hilo sobre la cuna. Ríete, niño, que te traigo la luna cuando es preciso. . Alondra de mi casa, ríete mucho. Es tu risa en tus ojos la luz del mundo. Ríete tanto que mi alma al oírte bata el espacio. . Tu risa me hace libre, me pone alas. Soledades me quita, cárcel me arranca. Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea. . Es tu risa la espada más victoriosa, vencedor de las flores y las alondras Rival del sol. Porvenir de mis huesos y de mi amor. . La carne aleteante, súbito el párpado, el vivir como nunca coloreado. ¡Cuánto jilguero se remonta, aletea, desde tu cuerpo! . Desperté de ser niño: nunca despiertes. Triste llevo la boca: ríete siempre. Siempre en la cuna, defendiendo la risa pluma por pluma. . Ser de vuelo tan lato, tan extendido, que tu carne es el cielo recién nacido. ¡Si yo pudiera remontarme al origen de tu carrera! . Al octavo mes ríes con cinco azahares. Con cinco diminutas ferocidades. Con cinco dientes como cinco jazmines adolescentes. . Frontera de los besos serán mañana, cuando en la dentadura sientas un arma. Sientas un fuego correr dientes abajo buscando el centro. . Vuela niño en la doble luna del pecho: él, triste de cebolla, tú, satisfecho. No te derrumbes. No sepas lo que pasa ni lo que ocurre. |
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