sábado, 4 de diciembre de 2010 | |

Teresa Casas: Abrir a la Luz

Un huracán de colores expresa la fuerza interior en la obra de la primera exposición individual de Teresa Casas: Abrir a la Luz. Desgarramiento, recomposición y transformación se aprecian en los cuadros, torrentes sanguíneos del color que marchan sobre inspiraciones corporales, gestadas desde lo más alto y hondo del espíritu. Las sensaciones momentáneas, las de duración, las que perduran son la libertad de tomarle sabor a la riqueza cromática.
Está, una fiesta de fuerte carácter; a través de los amarillos que se combinan con los blancos, por ejemplo, se vislumbra el trazo de luces que abren las ventanas y difuminar el proceso de búsqueda y formación artística. Es el jubilo de pintar por el solo hecho de plasmar una paleta de colores; lenguaje plástico que viene contando los estados de ánimo hasta a transmisión del pincel.
Técnicamente, se aprecian líneas muy marcadas que proveen del vigor para alimentar el tocar, el ver, y sentir. La vida de otra parte está aquí, desde el abstracto inspirado en la maternidad hasta la voluptuosidad en rojo pasional.
Se observa, también, un alejamiento de la línea y del volumen tal como la marcan los cánones del abstracto. La tendencia a la acción corporal mezclada con la pulsión psíquica es muy notoria en esta obra de Teresa Casas. Toda ella está comprometida con los pinceles, la paleta, los pigmentos y la tela. Los cuadros de esta muestra fueron concebidas para generarse unos a otros, tomando la unidad de los colores a través de sensaciones; tocar suavemente una piel, transitar de la oscuridad a la luz, sentir la ceremonia y la batalla de espacios que buscan ordenadamente maravillar los ojos del espectador.


José Arturo Burciaga


Tere Casas Obra



La silla de Ana

La totuga

Mariquita

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